En memoria de José Alejandro Bautista 1969 – 2015
Parte 1: los hechos.
Efectivamente, no se olvida, aunque escriba esto a destiempo. Porque nunca hay peor tiempo que el olvido antes de que acabe el año quiero rememorar y dejar constancia de la manera en que me gustaría fuera recordado el dos de octubre en particular.
Hace diez años ya de aquellas represiones capitalinas del gobierno de Mancera y Peña, precedidas por aquel primero de diciembre de 2012 donde fuera herido de muerte Juan Francisco Kuykendall en la represión orquestada por Ebrard y Calderón. De aquel año de 2013 no hay represión más o menos importante, sin embargo, la fecha que es para mí un deber recordar es el 2 de octubre fecha de la represión a la marcha conmemorativa de la masacre de Tlatelolco.
Los hechos ahí quedan: apenas quince días después de la represión contra el magisterio, el gobierno preparó un operativo de represión masivo contra la protesta del sector estudiantil. Luis Rosales Gamboa, Subsecretario de Seguridad Pública, se encontraba al frente del operativo. Las vallas policiacas fueron levantadas en las bocacalles de Eje Central para impedir el avance de la marcha hacia el Zócalo y dirigir la marcha hacia Reforma. Desde Garibaldi y hasta la glorieta de Cuauhtémoc el gobierno colocó elementos del cuerpo de granaderos, policía montada y diversos dispositivos policiacos preparados para actuar sobre la marcha.
En aquel dos de octubre el primer choque fuerte se inicia en el cruce de Avenida Hidalgo con Reforma. La intención es cortar la marcha por detrás de la vanguardia del Comité 68 y realizar detenciones masivas sobre los contingentes de los bloques estudiantiles atacando los puntos donde se detecte la presencia de grupos encapuchados. Para ello los policías cuentan con toletes, escudos, extintores, granadas de humo, granadas aturdidoras, escopetas con balas de goma entre otros artefactos. Pero también hay otros preparativos más oscuros. En las bocacalles también hay elementos de la Procuraduría capitalina, elementos policiacos, trabajadores gubernamentales y militares vestidos de civil preparados para participar en la refriega y realizar detenciones.
Es en aquel cruce que empiezan a volar por doquier las granadas de humo y las balas de goma encima de las cabezas de los manifestantes. Las fuerzas uniformadas avanzan buscando encapsular el enorme contingente sobre Av. Hidalgo pero del otro lado empiezan a volar bombas molotov y piedras que son contestadas por los elementos policiacos. La marcha se detiene, atrapada, y empieza a ser hostigada por ambos lados con una enorme cantidad de policías que avanza junto a la iglesia de San Hipólito.
Muchos contingentes y manifestantes empiezan a avanzar para alejarse de la confrontación y se encuentran la bocacalle de Bucareli llena igualmente de líneas de centenares de uniformados que avanzan hacia Reforma cargando mientras lanzan las bombas lacrimógenas. En este caos empiezan a surgir los elementos civiles que atacan a los manifestantes y empiezan a realizar detenciones, por entre las calles los autos sin identificación policías judiciales empiezan a perseguir y detener a los manifestantes que corren y los pequeños grupos son acosados por camionetas y patrullas.
Muchos manifestantes muchos corren desaforadamente por Reforma sin orden ni concierto cuando aparece el enorme bloqueo de varias líneas de granaderos avanzando hacia el centro de la ciudad desde el monumento a Cuauhtémoc, al percatarse de esto buscan salir de la calzada pero se topan por las bocacalles de Reforma con grupos de granaderos que golpean con escudos y toletes todo a su paso mientras sus oficiales disparan a bocajarro los extintores y empiezan a realizarse los encapsulamientos masivos.
El tiempo se detiene, todo es un caos repentino pero los policías buscan arrinconar con los escudos hacia las paredes a todo aquel que se encuentra sobre Reforma. Los oficiales gritan exasperados dando órdenes y en un momento aparentemente eterno pero que fuera tan sólo un momento miles de policías forman grupos a los que avientan a los últimos manifestantes retenidos a quienes golpean con los escudos. El toque final de esta obra orquestada por el Estado Mexicano es dado por los grupos policiacos a caballo que van dando tumbos por aquí y por allá contra los que no han sido encapsulados.
De pronto todo es una calma tensa. La orden no levantar el rostro y permanecer sentados.
En otras calles los elementos vestidos de civil no dudan en golpear personas y sembrarles armas o drogas. Suben a los autos a quienes detienen arbitrariamente con los que inician periplos por toda la ciudad en los que continúan las agresiones y las amenazas. Las camionetas y camiones de la policía se dirigen a distintos juzgados cívicos y ministerios públicos alejados de los puntos de detención buscando complicar las respuesta por la libertad de los detenidos. Aquellos que están heridos son dejados inmediatamente en libertad o son arrojados entre las calles de la ciudad.
Las cámaras fotográficas son rotas, las memorias digitales retiradas de los dispositivos bajo amenaza, las cámaras de video de los grandes medios aparentemente registran sólo las agresiones sufridas por los elementos policiacos. Al cierre de la marcha en el Ángel de la Independencia un reducido grupo atestigua el mitin en el que se anuncia que la marcha ha sido pacífica mientras por toda la ciudad grupos de estudiantes y activistas buscan a los detenidos. Un grupo importante es encontrado en el “Búnker” de la Agencia 50 del Ministerio Público donde a las diez de la noche se registra otra agresión esta vez contra quienes protestan por la liberación de los detenidos.
Por la noche los medios oficialistas dan el parte: 22 policías heridos y (¡oh indignación!), el Subsecretario Luis Rosales Gamboa resultó (¿heróicamente?) lesionado durante la confrontación.
Mientras tanto las autoridades no se deciden qué hacer con los más de 120 detenidos. En algunos casos se les fijan multas menores, en otros se les hace firmar hojas y se les libera y a un puñado se les mantiene en los separos en espera de la decisión final que será trasladarlos para imputarles los delitos en boga en aquellos tiempos: robo agravado, delitos contra la salud, portación de objetos aptos para agredir, ataques a la paz pública y ultrajes a la autoridad.
En los siguientes días diferentes colectivos, organizaciones sociales y organismos de la sociedad civil se expresan duramente del autoritarismo del gobierno del Distrito Federal. Mientras tanto la Concanaco llora las pérdidas económicas por las manifestaciones en todos los medios masivos (con pañuelos de billete porque ese BuenFin será mucho más exitoso que el anterior). Al frente de MORENA, López Obrador omite referirse a las manifestaciones estudiantiles y culpa a Peña Nieto por el conflicto con el sector magisterial mientras llama a jornadas de desobediencia civil pacífica en oposición a la Reforma Energética. La CDHDF se expresa “preocupada” por el incremento de la violencia en manifestaciones en un momento en el que carecía de Comisionado por las pugnas políticas de las que saldrá electa Perla Gómez Gallardo. El año terminará con más detenidos en el contexto del aumento al precio del boleto de metro.
Los detenidos (tanto del 2 de octubre como de otras fechas) somos trasladados a reclusorios de la ciudad como escarmiento a los opositores, como advertencia útil. Ahí nos esperan una gran cantidad de episodios de humillación e injusticia, para nosotros y para quienes nos apoyaron pero eso no será materia en este texto en el cual quiero resaltar el agravio a la sociedad y la impunidad subyacente como podrá leerse más adelante.
Parte 2: Los responsables.
El operativo de contención a la marcha del 2 de octubre de 2013 fue comandado por Luis Rosales Gamboa “El jefe Apolo”. En 1975 este hombre entró a la Dirección General de Policía y Tránsito del Distrito Federal recomendado por su suegro. Al poco tiempo formó parte de un círculo selecto de corruptos oficiales de policía inaugurado por “El Negro” Durazo conocido como “La Hermandad” con el que se configuró el funcionamiento de la policía capitalina en los últimos cincuenta años.
El historial de episodios en los que “el Jefe Apolo” se encontró relacionado es amplio aunque fue mucho más mediático conforme fue ascendiendo en la estructura policial: desde la carrera delictiva de su hermano, Felipe Rosales Gamboa, hasta su participación en operativos que alteraron importantes carreras políticas como Ixtayopan o el News Divine. A pesar de dichos escándalos Luis Rosales permaneció inamovible en la Secretaría como un poder detrás de las sombras.
Pero esa misma fama que lo encumbró empezó a ser causa de su caída. En 2014 acusaciones de corrupción y nepotismo aparecieron por doquier lo que empezó a ser profundamente incómodo para la opaca y siempre cerrada estructura interna de la corporación, aunado a ello su nombre era inevitable en torno a las represiones de las marchas de 2013 y de 2014. Aún así en 2018, el subsecretario parecía inamovible cuando fue nombrado, por segunda ocasión, para un interinato al frente de la Secretaría ante la renuncia de Hiram Almeida. Sin embargo, en esa ocasión, algo cambió. Raymundo Collins, ingeniero naval, confinó a Rosales a Subsecretario de Control de Tránsito luego de algunos escándalos en los que se había visto envuelto tanto él como su presunto yerno, el “jefe Marte”.
En sólo tres meses pasó de estar a punto de ocupar el puesto de Secretario a presentar su baja voluntaria de la SSP el 30 de noviembre de 2018, un día antes de que entrara la nueva administración capitalina con Claudia Sheinbaum. Desde entonces, aparentemente, se ha mantenido en el retiro y en el siempre obediente silencio de quien debe tanto a la corrupta estructura que él mismo ayudó a crear.
En 2013 el Secretario de Seguridad Pública era Jesús Rodríguez Almeida, un abogado de la UNITEC quien había iniciado su carrera en cargos importantes dentro del gobierno de Chihuahua. A finales de la década del 2000 empieza una carrera dentro de la Procuraduría del Distrito Federal en la cual logrará ser allegado de Miguel Ángel Mancera al punto de ser designado como su sustituto cuando este se postula por la jefatura de gobierno. Su premio será ser nombrado jefe de la policía capitalina, cargo en el que sólo durará dos años hasta ser destituido ante los señalamientos de brutalidad policiaca durante las marchas y manifestaciones en la ciudad.
En 2015 Almeida se integró al gobierno de Rafael Moreno Valle en Puebla y continuó cuando asumió Martha Erika Alonso Hidalgo. Al morir la gobernadora y el exgobernador en el accidente aéreo del 24 de diciembre de 2018, Rodríguez Almeida ocupó el despacho de gobierno sin lograr mantenerse en la estructura del gobernador interino designado.
Héctor Serrano Cortés fue designado como Secretario de Gobierno del Distrito Federal por Marcelo Ebrard en marzo de 2012. Ese parecía ser un peldaño más en una carrera política larga que se remontaba a los ochentas como subdelegado en la delegación Venustiano Carranza. Poco a poco amasó poder dentro del PRD y del gobierno de la capital hasta que se hizo cargo, con Marcelo Ebrard, del reordenamiento del comercio en el Centro Histórico lo que lo ligó al poder y el dinero manejado en el centro de la ciudad.
En medio de semejantes intereses le dio la espalda a Ebrard cuando se suscitó el distanciamiento con Mancera y en este contexto se le acusó de acumular poder clientelar y extorsionar comercios en el primer cuadro de la Ciudad. Cuando las manifestaciones arreciaron en número e intensidad. La importancia política de participar activamente en la justificación de la represión y en la desarticulación de la protesta lo colocó en un lugar clave. Hay que recordar que durante las marchas se observó a personas de civil realizar agresiones y apoyar a las detenciones arbitrarias, mismos sujetos que pudimos observar como parte del personal de vinculación y diálogo en marchas por Ayotzinapa y en otros eventos. Héctor Serrano fue uno de los responsables que más en las sombras se mantuvo en relación a las marchas pero que debe ser recordado.
La llegada de MORENA implicó también su “caída”. Desesperadamente se salió del PRD y fue cobijado por ese refugio de exiliados y truhanes que suele ser el Partido del Trabajo. Sirvió por tres años en su bancada e incapaz de recuperar poder político hasta el momento se encuentra reorganizando las fuerzas de este partido en el estado de San Luis Potosí.
Pero el responsable político principal es, sin duda, Miguel Ángel Mancera Espinosa. Abogado de profesión, Mancera se inicia en la SSP en el año 2002 con una carrera meteórica que le lleva a ser nombrado en 2008 como titular de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal. Se dice que el apoyo a Mancera provino del mismo López Obrador pero es conocido que se había hecho un procurador profundamente mediático (rescatando rehenes como si de Hollywood se tratara) lo que le ayudó a ganar la encuesta para ser el candidato a Jefe de Gobierno.
Apenas iniciado su periodo empezó a fragmentarse la relación con Marcelo Ebrard por impulsar los cambios a la ley en torno a la liberación de los detenidos por las manifestaciones del primero de diciembre de 2012 y luego por dejar de apoyar a la destituida rectora de la UACM, María Esther Orozco. Aún en agosto de 2013, Obrador expresaba su respaldo a Mancera a pesar de que desde el primer día Mancera había apoyado la creación del Pacto por México; pero luego, la situación se volvió más insostenible. Las manifestaciones magisteriales continuaron creciendo y la participación de la policía capitalina en la represión del 13 de septiembre hizo claro que el gobierno de la Ciudad iba a privilegiar su relación con el gobierno Federal.
La administración de Mancera se caracterizó por su represión a las marchas y manifestaciones y el acomodo de la situación política de acuerdo a las necesidades del presidente priísta hasta el punto de ser reconocido como represor. Condujo a la defenestración de Marcelo Ebrard con el caso de la línea 12 al tiempo que instauró el centro de espionaje de la calle de Manuel Sterling para espiar a la oposición política apoyado de la corrupción y autoritarismo de Héctor Serrano. Impulsó como gran medida política la constitución de la ciudad pero se vio envuelto en la crítica por el aumento al metro, la invasión de los cárteles de narcotráfico y finalmente por el sismo de 2017 y el cártel inmobiliario que operaba el PAN.
Incapaz en determinado momento de escapar hacia MORENA optó por postularse como Senador por el PRD lo que le ha brindado fuero y ámbito de influencia. Moviéndose en el campo de la negociación política seguramente sobrevivirá en los siguientes años sin necesidad de preocuparse por las investigaciones en su contra.
Parte 3: el peñismo / mancerismo.
Las causas de la represión fueron patentes. El sexenio de Peña Nieto fue el último intento de la estructura política anterior (mas no de sus actores) por llevar a cabo todas las reformas neoliberales sin ningún tipo de negociación con grandes sectores de la sociedad. Ante esto se preparó y dirigió el aparato represivo contra la sociedad de forma masiva a través de la supresión de marchas y manifestaciones particularmente de ciertos sectores sociales.
Al mismo tiempo tanto desde los empresarios como de la clase política se creó una idea de aristocracia y privilegio que se generalizaron y provocaron aún más indignación pública entre diferentes sectores. A la par, los discursos de odio y criminalización en contra de opositores siguieron aumentando sin ninguna consecuencia legal o política y de forma más vil e intolerante conforme dicha oposición se encontraba era más ajena al sistema partidista u oficial.
Ante la exigencia de justicia el sistema se cerró en un sinfín de artimañas legales y políticas que buscaron dar la apariencia de legalidad. Conforme los meses pasaron lo que parecían ser casos excepcionales se transformaron en regla con las agresiones a periodistas y luchadores sociales al par del avance de las reformas neoliberales y los proyectos en curso.
Un año después, el 26 de septiembre de 2014, vino Ayotzinapa y todo lo que en materia de represión hasta ese momento había ocurrido se volvió concreto y claro en este caso singular. El intento de criminalización, la ocultación de la verdad, el abierto discurso de odio y discriminación contra los estudiantes de las normales, el abyecto intento de encubrir el crimen de forma tan dirigida a un grupo de por si muchas veces reprimido hizo de los 43 el símbolo de la lucha contra el régimen dejando a los demás eventos como un contexto de aquel hecho central.
A pesar de lo anterior el régimen durante 2014 y 2015 no cambió su postura. Las sucesivas represiones a las Jornadas por Ayotzinapa y en contra de las reformas fueron debilitando al gobierno por diversos frentes: las marchas y manifestaciones fueron aprendiendo en organización y denuncia de las violaciones de derechos humanos, el obradorismo se fue fortaleciendo como una alternativa política factible y los sectores empresariales se apartaron del gobierno en la medida en que no fueron incluidos en el modelo o consideraban a las instituciones incapaces de asegurar la gobernanza.
En la Ciudad de México la presión de distintas organizaciones y de la oposición política en general llevó a que se emitieran recomendaciones de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) y a promover cambios legales o normativos para la actuación policiaca y judicial. En este escenario el Movimiento de Regeneración Nacional, ya constituido en partido, vio en el apoyo a ciertos sectores de oposición o víctimas del gobierno de Peña un instrumento político que aprovechar. Este apoyo se dio en la tónica de respaldar a los opositores por la vejación de sus derechos sin por ello generar ninguna clase de compromiso o identificación con sus objetivos políticos.
Para varias víctimas de violaciones de Derechos Humanos en la Ciudad de México eso representó el apoyo de la bancada de MORENA en el Congreso de la Ciudad de México en el segundo trienio para impulsar que se terminaran los procesos vigentes, se liberaran a los presos y se dictara la Ley de Amnistía. Para MORENA representó también una moneda política con la cual ayudarse a hacer presión sobre distintos puntos de la agenda legislativa o presionar a diferentes funcionarios del Gobierno de la Ciudad de México. Si bien nunca fue un tema central ni capaz de cambiar ningún calendario político, si creo que fue un tema utilizado expresamente para poder presionar el discurso a conveniencia de MORENA como oposición.
En esas estábamos cuando vino el sismo y fue la cruz sobre la tumba del sexenio peñista. Las manifestaciones disminuyeron y también la represión a las mismas pero ya no había manera de recuperar ningún sentido de credibilidad en una estructura política que utilizaba un presidente títere incapaz de resolver las crisis que iban saliendo. En la Ciudad de México Mancera fue también progresivamente desacreditado como alguien al servicio del gobierno federal y se fue alejando cualquier posibilidad de reconciliación con el obradorismo.
En términos de justicia no hubo el menor atisbo. Del dos de octubre los últimos procesos tardaron hasta cuatro años en terminar mientras que de otros eventos la judicialización fue constante así como el acoso mediático y policial. Algunos procesos se dieron por concluidos de forma tal que no hubiera una consecuencia para las instituciones y elementos policiacos. En este sentido se avanzó más con las recomendaciones de la CDHDF que estaba en manos de un títere de Mancera: Perla Gómez Gallardo y que se envolvió todo lo posible en el manto de la institucionalidad para disminuir el costo político al Jefe de Gobierno. Por ello mismo los operativos de represión nunca fueron explicados ni investigados y todo se resumió a la actuación de elementos individuales por las detenciones arbitrarias que fueron sancionados con 24 horas de arresto en los mejores casos.
Se hicieron dos protocolos diferentes de contención de multitudes, se abrió la discusión reiterada sobre la derogación de los delitos de ataques a la paz pública y ultrajes a la autoridad. Se publicó una Ley de Amnistía de la Ciudad de México que actuó de forma básicamente fantasma excepto para un puñado de personas con procesos pendientes. Perla Gómez no fue ratificada y en su lugar entró Nashieli Ramírez Hernández. Al cambio de Comisionada de Derechos Humanos de la ahora Ciudad de México, se ratificó que las recomendaciones estaban prácticamente cumplidas y concluidas. El Jefe de Gobierno en ese entonces ofreció disculpas públicas por las detenciones arbitrarias en el momento en que presentó en la CDHDF la publicación de la Ley de Amnistía (considérese que se avisó a las víctimas a las 8 de la mañana para asistir al evento a las 10 de ese mismo día). Y así, sin justicia pero con un alto costo político para Mancera y para el PRD llegaron las elecciones y las ratas empezaron a saltar del barco.
Parte 4. el perdón y el olvido del ungido.
El primero de julio de 2018, Andrés Manuel López Obrador pronunció el discurso de victoria en el Zócalo en donde dijo: “Llamo a todos los mexicanos a la reconciliación y a poner, por encima de los intereses personales, por legítimos que sean, el interés general”. A partir de dicha premisa se dio el paso de gobierno pidiendo paciencia y orden en el traspaso de poder para evitar cualquier situación que impidiera la toma de gobierno. En la Ciudad de México no fue diferente. Ante la promesa de nuevos mandos políticos y administrativos en distintos niveles los principales políticos de MORENA suspendieron de golpe la crítica al régimen y en cambio lo elogiaron por su civilidad y ánimo democrático. Este interludio fue aprovechado, como ya decía, por las ratas para abandonar el barco con resultados disímiles como los que expuse en la parte 2 de este texto. Quizá el más sorprendente fue el del “Jefe Apolo” quien se dio de baja de la corporación policiaca el día anterior al cambio de gobierno siendo elogiado por el Secretario de Seguridad Pública y sin que causara el menor comentario por parte de la Jefa de Gobierno entrante (nótese que no fue el caso de sus familiares de los cuales varios siguen en sus puestos).
Con Claudia Sheinbaum en el poder una de las primeras medidas fue la (pseudo) eliminación del cuerpo de granaderos cuyos elementos fueron transferidos a la Unidad Táctica de Auxilio a la población y al Comando de Operaciones Especiales. Los organismos policiacos recibieron una reorganización por la cual se diseñaron cuerpos de contención como las Ateneas. Posteriormente el protocolo de control de multitudes se sustituyó por el Acuerdo para la actuación policial en la prevención de violencias y actos que transgreden el ejercicio de derechos durante la atención a manifestaciones y reuniones en la Ciudad de México.
La socialdemocracia obradorista en su versión capitalina siguió la línea de la reconciliación nacional sustituyendo a los cargos principales de la estructura gubernamental sin mayor persecución ni castigo en aras de la gobernanza. La narrativa del combate a la corrupción y a la impunidad se construyó como algo del hoy hacia el mañana y no como una búsqueda completa de justicia excepto en casos excepcionales como el de Ayotzinapa o en casos históricos como la guerra sucia.
Al paso del sexenio (y sin ánimos de discutir a fondo esos temas a los que me gustaría dedicar un texto íntegro) se hizo evidente que tales pretensiones eran también caricaturescas y difíciles de cumplir. Hasta este momento el gobierno no ha presentado a la mayoría de los 43 y la justicia ha sido sustituida por la reiterada cerrazón del ejército así como por un baño de sangre en el que muchos de los implicados han sido silenciados. En el caso de los crímenes del pasado, entre los que figura el 2 de octubre de 1968, el Mecanismo de Esclarecimiento Histórico ha enfrentado múltiples obstáculos que incluyen la ya conocida táctica de entorpecer, impedir el acceso y desaparecer archivos hasta los propios conflictos políticos al interior de la administración que impiden su trabajo.
Parte 5. La justicia buscada
Al día de hoy hay todavía compañeros de las distintas represiones que hubo en la Ciudad de México que luchan y reclaman un acceso pleno a la justicia por los eventos del sexenio anterior. Respeto, admiro y apoyo su justo reclamo pero no he podido comprenderlo a fondo ya que, en buena medida, pasa por una interlocución con las instituciones que nos han negado reiteradamente ese mismo acceso a la justicia ya en tiempos de Peña o en tiempos de Obrador.
El personal de la Comisión de Derechos Humanos fue siempre muy claro en torno a sus facultades de actuación (que sin embargo me atrevo a discutir): la atención sería personalizada y en torno a violaciones a derechos humanos que pudieran ser acreditadas y cometidas en contra de individuos específicos. Esto ha desechado siempre cualquier pretensión de explicación política y social como ámbito de competencia de la Comisión, así mismo también dificulta enormemente generar una narrativa de las violaciones a los derechos humanos como estrategias políticas de control social sino como meras afectaciones a individuos aislados (hechas por elementos policiacos corruptos y sin relación con sus mandos).
En torno a MORENA y sus actores políticos en general todos olvidaron el tema de la justicia a la sociedad en torno a un diálogo con las víctimas de la represión, con las organizaciones sociales o políticas. El calendario y objetivos de MORENA y de los actuales funcionarios en torno a estos temas se impuso en una línea bastante verticalista y que se discute al interior del partido o estructura de gobierno, pero nunca con actores externos.
Por la parte de las diferentes formas de lucha social u organizaciones civiles nunca hubo un acuerdo o una capacidad de interlocución real lo que impidió entrar en el tema del acceso a la justicia o del cabildeo en torno a estos temas. Las agendas parciales, la falta de referentes, la posición subordinada a MORENA o, por el contrario, necesitada de marcar su diferencia con dicho partido, impidieron que se generara una construcción propositiva de qué justicia se desea en torno a las represiones en la Ciudad de México.
Finalmente, a las víctimas nos ha faltado organización, el propósito de una educación y formación política, generar los espacios de diálogo real para plasmar una agenda que no estuviera siempre supeditada a la buena disposición de organismos políticos o instituciones.
Si me preguntan a mí qué justicia espero, debo decir en primer lugar que me parece indignante que personajes como Serrano encuentren cobijo en el PT y por ende bajo la 4T. Que los mandos policiacos (empezando por Rosales) estén disfrutando su apacible retiro sin la menor preocupación por el actual gobierno y que Mancera pueda sentirse tan cómodo cobijado bajo su investidura en el Senado de la República. Ante todo, me parece injusto que nunca se haya denunciado y evidenciado públicamente cómo y desde qué punto se tomaron las decisiones para reprimir las marchas en la Ciudad de México.
Sin lugar a dudas no son menores las cosas que sí se lograron y el hecho de que se hayan documentado vejaciones, detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas, torturas, violaciones al debido proceso y más. Todos esos logros fueron de profunda importancia pues más allá de su impacto en la persona tienen impacto en la sociedad y en el ejercicio político de todos. Sin embargo, faltó un mapa completo de cómo la represión llegó a este punto por lo menos desde el primero de diciembre de 2012 y faltó una discusión pública de cómo debe ser la actuación gubernamental ante el derecho a la protesta.
La falta de esa discusión es evidente aún hoy cuando a las marchas de la derecha se les trata con pañuelos de seda mientras que se siguen aplicando mecanismos de contención de multitudes en las marchas feministas y de otros sectores políticos. Es evidente aun cuando a cada rato sigue saliendo el tema de los encapuchados, los infiltrados y la criminalización del anarquismo. Esto tampoco quiere decir que yo equipare la represión de hoy a la represión en el peñismo o que, por el contrario, crea que vivimos en un gobierno sin represión como tanto le gusta decir al presidente. Existen medidas de continuidad en el Estado Mexicano en sus políticas de seguridad y también existen muchas cosas que modificaron la manera de ejercer su poder. Yo, personalmente, hago un balance luego de estos diez años en el que, por lo que respecta a la Ciudad de México, considero positivos los cambios realizados, aunque no suficientes, históricamente relevantes, pero no justos de acuerdo a lo que el pueblo necesita y merece.
Esa justicia debe, en parte, exigirse a las instituciones en el ámbito de sus atribuciones y en la construcción de nuevas; pero también debe construirse como una exigencia hacia y con la sociedad que nos lleve a la construcción de un pueblo organizado. Debe construirse una narrativa de lo que fue la represión durante el peñismo, una narrativa que contenga y enriquezca nuestro proyecto político y contribuya a la conformación de la memoria, la verdad y la justicia tal y como durante décadas hicieron los luchadores sociales de 1968. Sin ese ejercicio social y político seguiremos atados a los calendarios políticos, al beneplácito del gobernador en turno, al discurso mercantil derechohumanero y a nuestra propia sensación de miedo y desamparo ante la falta de acceso a la justicia.
Estas palabras son aquello que tenía pendiente y que escribo con todo cariño para todxs los compañerxs que aún continúan su lucha por la justicia. Ni perdón ni olvido, castigo a los represores, castigo a los asesinos. Dos de octubre, no se olvida.
Referencias
Parte 1.
Marcha del 2 de octubre: la violencia va al alza (crónica y videos) (animalpolitico.com)
2 de octubre de 2013: agresiones policiacas en la impunidad – Contralínea (contralinea.com.mx)
Dan 8 años de prisión a joven por disturbios del 2 de octubre de 2013 (animalpolitico.com)
Pérdidas suman 1,322 mdp por 60 marchas en el DF: Concanaco – El Financiero
La Jornada: Desobediencia civil si no hay consulta energética: AMLO
Parte 2.
La Jornada: Siempre cuestionado, el jefe Apolo deja SSP
Historias de Policía: ‘La Hermandad’ cuatro décadas de existencia | Mugs Noticias
La turbulencia del ‘Jefe Apolo’ – Reporte Indigo
Jefe Apolo presenta baja voluntaria de la SSP – 24 Horas (24-horas.mx)
Jesús Rodríguez Almeida | Biografía – Wiki | Politipedia (intoleranciadiario.com)
La Jornada: Respalda López Obrador gestión de Mancera; es un hombre honesto
La guerra fría entre Ebrard y Mancera (eleconomista.com.mx)
Línea de tiempo: La oscura historia de la Línea 12 (contralacorrupcion.mx)
Los claroscuros de Miguel Ángel Mancera en la CDMX (expansion.mx)
Mancera, cinco años de represión no de política (Video) – Proceso
Microsoft Word – hector_serrano.docx (paot.org.mx)
Los 16 infiltrados de Héctor Serrano en la Oficialía Mayor – Astrolabio
Parte 3 y 4
Palabras AMLO con motivo del triunfo electoral del 1 de julio – AMLO (lopezobrador.org.mx)
0185-1918-rmcps-64-235-49.pdf (scielo.org.mx)
Protocolo-Gral-de-Actuacion-Policial-C-N.pdf (cdmx.gob.mx)
PROTOCOLO MANIFESTACIONES Y REUNIONES DE LA CDMX.pdf
En CdMx, el día que desapareció el cuerpo de granaderos – Grupo Milenio
SPR Informa || ¿Qué pasó con los granaderos en la Ciudad de México?
Ofrece Amieva disculpa pública por actos de represión (excelsior.com.mx)